viernes, 26 de junio de 2009

miércoles, 24 de junio de 2009

De una semana para no olvidar...

En cuestión de solamente 8 días mis dos bandas preferidas han lanzado nuevos discos al mercado. Esta debe ser una de las más excitantes semanas que yo recuerdo en toda mi vida rock-metalera.

AMORPHIS me ha regalado el soberbio Skyforger, un retorno a la gloria de años pasados. DREAM THEATER ha hecho lo propio con un álbum que aun estoy comenzando a digerir, pero que pinta para grande.

Que hemos hecho los fans del metal y el prog para merecernos tanto en tan pocos días? La respuesta: ser leales. Mientras la fama es enorme pero efímera para los artistas que buscan el comercio rápido, bandas que crean una base de fanáticos con tiempo y trabajo, en base a sus creaciones y no ha desmedidas campanas de marketing, perduran y se tornan inmortales porque su nexo, lo que los une a su publico no es solo una melodía agradable o una tonada pegajosa, es algo que va mucho mas allá.

Pronto comentare Black clouds and Silver Linings. Debo darle bastante tiempo, el mismo que sus creadores le dieron al forjarlo. Baste decir que al menos no me ha decepcionado. Espero se convierta en la obra maestra que aguardo desde Scenes From a Memory.

Por lo pronto, el duelo de mis dos titanes se lo llevan los nordicos...

martes, 23 de junio de 2009

AMORPHIS - Skyforger (2009)


La música de AMORPHIS me ha acompañado desde hace ya más de 14 años. De las bandas que escucho con bastante regularidad, y sobre todo de mis favoritas, la finlandesa es una de las que conocí mas temprano, allá por 1995, cuando, jugando a ser metalero extremo con un amigo, adquirí un doble-CD llamado Death III: Is Just The Beginning, una recopilación de las disqueras Nuclear Blast y Relapse con más de 30 artistas de todos los géneros del metal extremo. Si bien la mayoría de las canciones dejaba un tanto que desear, la número 2, “Forgotten Sunrise”, de una banda finlandesa de extraño nombre, siempre me cautivó con su melancolía, su melodía, su gélido sonido. Poco después en “Headbangers” de MTV Latino pudimos ver el video de una nueva canción de la banda, “Against Widows”, mucho menos death y con un nuevo cantante que añadía más posibilidades melódicas a la música de este grupo. Fue cosa de pocos meses el viajar a Europa, comprar el disco (Elegy) y convertirme en un fan total de la música de AMORPHIS. Desde ese entonces, solo el Teatro de los Sueños y (más recientemente) GENESIS la superan entre mis bandas preferidas.

Desde el comienzo, la magia de AMORPHIS radico en el carácter frio y nostálgico de su música, en la hábil mezcla de death metal con melodías y ritmos folk propios de Finlandia, los riffs de carácter melódico, bastante IRON-MAIDEN-escos, la simbiosis de un growling pesado y grave con la voz limpia, evocadora, helada de Pasi Koskinen, el diablo y el dios de las cosechas en un solo canto; cuando AMORPHIS lanzo al mercado Tuonela, le añadió toques de rock clásico sicodélico, con pianos usualmente tristes, con arpegios de guitarras propios de PINK FLOYD y HAWKWIND, dándole a la música un sabor inconfundible, glaciar, como venido de épocas donde en Finlandia los lagos miles y los bosques verdes eran poco poblados por gentes simples y alegres y a la vez de las profundidades de las grutas donde merodeaban los demonios y espíritus mas cercanos al infierno.

Mientras la mayoría de bandas de melodic death metal se acercaban ya al metalcore o más bien se adaptaban a los tiempos con versiones más alternativas de su música, AMORPHIS siguió firme en su estilo polar, alejándose un poquito más del death metal con cada nuevo álbum. Finalmente, Pasi Koskinen dio un paso a un lado y la banda contrato los servicios de Tomi Joutsen. Mucho dude yo acerca de las posibilidades de la banda con este nuevo vocalista “limpio”. Pronto los finlandeses me demostrarían que querían seguir adelante lanzando el irregular pero prometedor Eclipse, donde la voz del nuevo cantante se mostraba más versátil, más educada que la de Koskinen, si bien un poco menos característica, única. Silent Waters mostró una mayor cohesión entre músicos y cantante, con un retorno leve a las melodías oscuras y al death metal de antaño. Por fin, Joutsen ha acabado de convertirse en parte esencial de AMORPHIS y unirse a Holopainen, Koivussari y Kallio formando un todo inseparable en el nuevo larga duración de la banda, Skyforger.

Desde el comienzo, AMORPHIS nos anuncia un regreso a épocas pasadas y sublimes. “Sampo” arranca con un hermoso riff de piano, de esos que solo esta banda ha sido capaz de regalarme, un riff melódico como ninguno, que me transporta volando a regiones nórdicas frías pero con corazones cálidos. La voz melódica de Joutsen es la corriente aire donde flotamos cual alfombra mágica. A media canción Joutsen y el piano dialogan solos, y somos privilegiados oyentes. Hacia el final, la música adquiere tonos pesados y amenazadores, y Joutsen ruge con un growling gravísimo y maligno; parece el espíritu de los bosques que pone en peligro la paz bucólica de la aldea de mil y un lagos. El canto de triunfo vuelve al final, para recordarnos de la victoria suprema que en AMORPHIS siempre tiene lo puro y lo vital.
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Sin pausa nos adentramos en “Silver Bride”, rápida, con una melodía y una estructura que me recuerda a la tan acogedora “House of Sleep” de Eclipse, con un coro casi igual de atractivo. “From the heaven of my heart” comienza con un hermoso monólogo de piano, La música me recuerda a las ya lejanas épocas de Elegy y la aparición de Joutsen me trae a la mente momentos del inigualable Tuonela. Joutsen logra tan sutil pero marcadamente demostrar dos facetas, una casi inocente, triste y resignada, otra enérgica, adolecente, rebelde, y eso incluso sin mostrar su tercera, la del demonio enjaulado en cuerpo de hombre de sus rugidos death metal.
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El inicio de “Sky is Mine” casi me lleva al delirio cuando oigo el mismo tipo de arpegio sicodélico que diera inicio, 11 años atrás, a “The Way” en Tuonela. La canción es bella e inquietante. El regreso al pasado es aun más notorio cuando “Majestic beast” aparece, una bestia con un riff pesado y con la bestial voz del infierno de Joutsen en un retorno al death metal melódico de “Greed” en Tuonela. El trabajo de las dos guitarras en el coro es brillante como lo es a lo largo del álbum, una jugando sobre la otra, nunca limitándose a repetirse mutuamente.
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My Sun” arranca con una melodía más bien limitada, pero enseguida en el verso el trabajo armónico de Holopainen y Koivussari me encandila con nostalgia, y el coro anhelante me reafirma en mi búsqueda. “Highest Star” juega con una flauta sobre arpegios de guitarra, una aldea, un pueblo, un mundo helado y hermoso. El coro no es el mejor del disco.
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A continuacion, la canción que da título al disco comienza con la guitarra acústica y el piano claramente conflagrados para hechizarnos. La música crece y se torna más terrestre, más desesperada. AMORPHIS retorna a los pre-coros que dejo atrás en Am Universum. “Course of fate” parece el canto último, el final de la jornada, su ritmo decidido y en tono positivo. Finalmente “From Earth I Rose” arranca con un riff que me hiela la sangre al llevarme directo a los témpanos hirvientes de Elegy, a la época donde me convertí en un discípulo de la magia de Finlandia. Toda la canción es un retorno, incluso su letra donde la unión entre el hombre y la tierra es manifiesta y celebrada. El death metal melancólico, oscuro mezclado con un folklore rustico y mágico cierra el disco.

Skyforger es un recorrido por todas las épocas de AMORPHIS, pasa por los experimentos sicodélicos de Am Universum, por los terrenos simples y directos de Far Off The Sun, sobrevuela las dubitantes praderas de Eclipse y da luz a las oscuras cavernas de Silent Waters. Incluso por instantes nos recuerda a los sombríos desiertos llenos de agua y maleza de Tales From The Thousand Lakes. Pero sobre todo, por momentos, logra rozar la total luminosidad de las dos obras cumbres, Elegy y Tuonela. Y por ese hecho solamente, el disco no puede sino ser doblemente recomendado. Si bien no perfecto como los últimos mencionados, Skyforger se coloca entre los tres mejores discos de la legendaria banda finlandesa.

Desde The Karelian Ishtmus hasta el presente disco, AMORPHIS nunca me ha decepcionado. Posiblemente a ninguna banda le tengo tanto afecto, tal vez solo a DREAM THEATER. Curiosamente, ambas han experimentado cambios en sus sonidos, pero ninguna se ha alejado demasiado de lo que las hizo grandes en un inicio. No puedo sino agradecer que en esta ocasion nos haya sido regalada esta magnífica colección de cantos de la tierra, del hombre, del alma.

9/10
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miércoles, 17 de junio de 2009

TOM WAITS - Alice (2002)


No pretendo juzgar como experto en la materia la música de un artista a quien no conozco lo suficiente y cuyo género jamás he comprendido del todo. Simplemente me limito a expresar mis sentimientos y en definitiva la impresión que Alice, obra del icónico TOM WAITS, ha tenido en mí.

Ni siquiera sé cómo llamar este estilo musical. “Música de autor”? "Rock existencial"? Más aun: dudo que las consideraciones puramente musicales sean las más apropiadas para encasillar a un estilo en el que la letra y la expresión de un estado intimo son usualmente mucho más relevantes (y elaboradas) que los sonidos que les sirven de fondo. Tal vez, como le comenté alguna vez a un amigo (aquél que me ha impulsado a oír a todos los artistas de este género que he escuchado, incluido TOM WAITS), al menos en mi forma de ver las cosas, debería usarse otro termino distinto a simple música para catalogar al arte de estos recitadores de cuentos del corazón y divulgadores de dolores del alma. Tampoco es mera poesía, claro está. Es un matrimonio que parecería ningún credo quisiera sancionar, si bien millones de feligreses lo siguen cual sagrado sacramento.

Debo decir que de mis experiencias con este “rock de autor” como lo llamaré muy a mi pesar, la de TOM WAITS es una de las más interesantes y complejas que he escuchado. En Alice, el maestro usa su magia con el verbo y, sobre todo, con su arte para usarlo cual reflejo de un alma, de maneras asombrosas. Quien vaya a escuchar un disco como éste y se niegue el placer, o mejor dicho, se evite la obligación, de hacerlo con el librito con las letras en frente, entenderá menos de la mitad de la esencia de este disco y posiblemente gozara mucho menos del mismo. Es imprescindible, en mi juicio, llegar a una profunda empatía con el personaje (Lewis Carrol seria éste, atormentado con su imposible – nefasto – amor hacia la pequeña Alice) para poder apreciar el excelso arte que informa a este álbum. Es necesario poder ponerse en zapatos del protagonista.

Y lo genial de TOM WAITS es que sus letras, lejos de hacer de esta necesidad una penosa tarea de seguir un cuento, ponen al oyente/lector directamente en la escena, no como mero espectador, no como actor tampoco, sino como parte espiritual del problema. Uno puede llegar a convertirse en el sufrido carácter principal no porque desde arriba se le ha impuesto tal cosa mediante letras conductivas a ello, sino porque al descorrer el velo de las profundas frases de WAITS la verdad se revela no como mera ocurrencia de eventos sino como diversas situaciones del alma, de la mente, del corazón, del cuerpo. No vemos lo que pasa, sentimos lo que otro siente.
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Obviamente, y aquí es donde la unión entre lirica y música es evidente, nada de esto fuera posible si los textos fueran recitados sobre un fondo musical menos apropiado y con recursos menos creativos. La voz de WAITS no ganará nunca premios por su calidad objetiva, pero, cuántas veces he escuchado a un cantante pintarme una escena interior con tanta facilidad? WAITS puede sonar a un borracho acabado en medio del ruido mundanal sufriendo su calvario, y enseguida ese mismo beodo nos fuerza a hacernos a su lado, a llorar por él porque Alice es tan solo un sueño desquiciado; WAITS puede parecer grotesca caricatura circense y de repente llevarnos a un mundo de peligrosa, amenazante jovialidad infantil con juguetes abandonados y un arlequín con la cara maquillada con barro. El viaje por la locura y el acido del país de las maravillas se torna en un tour por los callejones de un tugurio lleno de figuras increíbles.

La música tiene también un carácter variado, va desde un jazz fácil pero elegante hasta un blues arrabalero y surgido de adentro, por aquí momentos de juegos con el rock y por allá figurillas propias de algo mas folk o incluso más vilmente popular, hasta vulgar. Los fondos musicales, simples y apropiados, se conjugan con los desvaríos vocales del autor y nos retratan un mundo de ironía, dolor, sufrimiento y belleza.

Disfruté mucho del disco. No diré que lo hice tanto como aquellos quienes tienen más facilidad para comprender este estilo artístico donde más que a un concierto asistimos a una obra de teatro recitada y sonorizada. Me siento más amplio en mis conocimientos, eso sí, tras escuchar a WAITS, y he crecido un poco. Sin duda, tratare de seguir conociendo más de sus obras.
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8/10
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(Para un comentario menos frio y mucho mas intimo de esta obra de Tom Waits sugiero visitar este enlace http://paul-o-pedia.blogspot.com/2009/06/alice-2002.html)
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martes, 16 de junio de 2009

Del día en el que compré entradas para el Teatro de los Sueños...



“Este tipo canta horrible, como mujer, como se atreve? Es lo peor que he visto.”
Yo, Quito, 1995, acerca de un tal James Labrie.

“Man, you’re the greatest singer ever man, I just wanted to tell you that”.
Yo, Miami Beach, 2008, personalmente a James Labrie.


Me es difícil recordar el momento exacto, la fecha precisa, el día en el que finalmente ingrese al Teatro de los Sueños por la puerta principal y pagando entrada. Me escapa ese instante definitivo en mi vida en el que me vi confortado y aliviado mientras esperaba a que el telón se levantase y los Sueños comenzasen a aparecer frente a mí, cantándome ilusiones vestidas de trajes destellantes de las más vibrantes notas musicales. Sin embargo, sí está totalmente grabada en mi memoria la ocasión en la que por primera vez me enteré de que siquiera existía tal lugar.

Una noche lejana de 1995 me encontraba visitando a un amigo y viendo en televisión un programa que a ambos nos gustaba: “Headbangers”, versión para el mercado latino de “Headbanger’s Ball”, legendario show de MTV donde se presentaban únicamente videos de metal o géneros relacionados. La versión hispana era mucho más extrema que la norteamericana, con mayor énfasis a géneros extremos como el death metal. Por ese entonces, mis preferencias musicales eran bastante erráticas: adoraba la música clásica, pero de otros estilos conocía poco. Mi primer amor de verdad en cuanto al rock había sido THE DOORS, pero jamás hubo puente alguno que me llevase de la banda del Rey Lagarto hacia pantanos más oscuros. Mi salto fue directo: la primera banda de rock duro que jamás oí fue SEPULTURA, agrupación más cercana al death metal que a otra cosa más “light”. De ahí que, en mis comienzos metaleros, hubo una marcada preferencia por lo directo, lo duro, lo visceral. METALLICA y PANTERA junto a SLAYER y MEGADETH eran mis favoritos, aparte de mi siempre querida banda brasilera. Compartíamos estos gustos con mi amigo, quien también, como yo, sentía una extraña fascinación por lo más extremo. No conocíamos siquiera la verdadera forma del death metal pero ya nos proclamábamos como sus fans (recién ahora, más de una década después, comprendo al género y lo disfruto de verdad). Y, como era de esperarse, rechazábamos todo lo “comercial”, lo “pop”, lo “lindo”.

Durante la transmisión del show, el cual veíamos siempre disfrutando de comida y pegados al televisor como tratando de que algo de la magia de los artistas nos ilumine, apareció un video de un tal grupo llamado DREAM THEATER. Algo había oído mi amigo alguna vez acerca de ellos, pero no era casi nada. La canción se llamaba “Pull me Under” y el video dejaba un poco que desear, con producción ya para esa época deficiente. La música comenzó melódica, bastante agradable, hasta que de repente el cantante se decidió a aparecer…

… Mi amigo y yo escuchamos su aguda y melódica -melosa diríamos en esa época- voz, e hicimos enseguida muecas de descontento. Pudimos ver la figura del cantante y nuestra desilusión creció, al ver una melena enorme pero limpia, no propia de alguien verdaderamente “metal”. Pero el desagrado se convirtió en total rechazo cuando la cámara se paseó sobre la camiseta que vestía el cantante. Ésta tenia estampadas dos palabras: “NAPALM DEATH”. “Como?!”, nos apresuramos a decir, “Este tipo no merece llevar esa camiseta, que se cree?” NAPALM DEATH es grupo de hombres, no ésta porquería popera que canta como Bon Jovi!!” “Como osa ponerse una camiseta de death y cantar esto?!!” Si mal no recuerdo, terminamos de ver el video como si estuviésemos tomando un brebaje saludable pero de sabor horrendo, haciéndolo solo porque era nuestro deber más no porque nos daba ni el más mínimo placer. Era lógico. Como podía este cantante siquiera atreverse a usar el nombre de una banda de death metal (en realidad de grindcore, aunque esto lo aprendería mucho mas tarde) en vano?

Aquí es donde se confunde mi memoria y donde la especulación toma lugar preponderante. Puedo señalar el primer contacto que tuve con DREAM THEATER pero se me complica definir cuándo fue que mi perspectiva hacia la banda cambio. No tiene caso. No pasarían más de dos años desde aquel desafortunado encuentro hasta que el lugar que en mis preferencias tenia la banda del “cantante feminoide” (palabra de uso reciente, aunque debo haber dicho algo muy similar por ese entonces) se conviertiera en algo muy, muy especial. Decidí volver a explorar a la música del quinteto cuando ya me había “suavizado” un poco y había asimilado y con enorme éxito el heavy metal de IRON MAIDEN, precedente directo de DREAM THEATER. Ya los cantantes de voces poderosas y melódicas tenían cabida en mis gustos gracias a Bruce Dickinson (además me di cuenta de que Labrie, cantante de DREAM THEATER, en absoluto "sonaba a Bon Jovi”), y además mi pasión por la música clásica me estaba llevando a buscar un rock mas difícil, menos conciso, menos directo que las típicas canciones de 4 minutos. Todo se había finalmente alineado para que la compra, muy a pesar de mi amigo (creo que se lo oculte por un tiempo), de Images and Words pasara no solo desapercibida sino incluso adquiriere tintes de sabiduría y clarividencia.

Quién diría que desde ese día imposible de precisar, el Teatro de los Sueños se convertiría en mi palacio musical preferido, sus butacas mis sillones favoritos, sus actores aquellos a quienes he delegado la tarea de hacerme un poquito menos triste (o más triste, depende el caso) cuando los oigo. Desde la época en que mi amor por “Metropolis Pt 1” se convirtió en avasallador, he compartido momentos demasiado hermosos con la banda. En soledad he disfrutado como nadie de “Voices” y de “Learning to Live”. En la noche he vivido plenamente con “Lines in the Sand” y “Scarred”. He soñado en cosas imposibles con “Another Day” o en cosas inalcanzables con “Space Dye Vest”. Y he sido llevado a lugares que antes solo la música clásica me había transportado con la gloria sonora de todo el Scenes From a Memory, donde viví amores que nunca existieron, donde experimenté con ilusiones que nunca llegaron, y el que felizmente puedo seguir compartiendo ahora que no asisto al teatro siempre solo.

Y eso es tal vez lo que más me acerca a la música de DREAM THEATER, lo que me hace estarle más en deuda: siempre la he podido compartir con quienes significan algo para mi (fuera de mi papá, mamá y hermana a quienes dudo algún día el metal les llegue a gustar). Pude regar mi gustillo por esta banda en los rincones donde más lo necesitaba. Mis mejores amigos, todos ellos gustan, en mayor o menor medida, del arte del quinteto de New York. Cuántas innumerables y memorables sesiones de plática y comunión he tenido con mis hermanos al son de “A Change of Seasons”! Tanto así que ahora se aproxima el día en el que juntos vayamos a disfrutar de la música en vivo, y posteriormente a conocer a los miembros de la banda (segunda vez para mí). Cuando hemos necesitado un soundtrack para beber, o para volar, o para conversar incluso, ahí ha estado la obra de Portnoy, Petrucci, Labrie, Rudess, Moore, Sherinian, Myung, y hasta Dominici. Y, por si fuera poco, cuando encontré a la persona que me habría de acompañar en el sendero de la vida, a ella le encanto, le fascino también la música de DREAM THEATER, y tendré la jamás merecida alegría de contar con ella también en ese esperado y magnifico día en el que entre cuatro personas iremos a tomar nuestras butacas delanteras de primera fila frente al escenario del Teatro de los Sueños.
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DREAM THEATER sí ha cambiado mi vida. Y ha estado siempre conmigo desde que decidí perdonar a James Labrie la “afrenta” de osar vestirse con una camiseta de NAPALM DEATH. Y estará siempre conmigo, no importa qué clase de álbum decidan grabar o qué tipo de alineación tengan. Puedo decir que DREAM THEATER es MIO. Y de todos quienes queremos que lo sea. Es de todos nosotros.

lunes, 15 de junio de 2009

GORGOROTH - Destroyer, or How To Philosophize With The Hammer (1998)


Es complicado el pretender encontrar una causa universal de apreciacion a la música. Aquello que hace que a una persona le guste la obra de un artista puede ser diferente a la razón por la que otra persona goza de las creaciones del mismo músico o banda. Incluso un mismo individuo puede tener diversas explicaciones para su afinidad por distintos estilos musicales. Mientras unos logran extraer el último suspiro personal de las letras de un álbum, a otros esto se les hace difícil, aunque tal vez logren exprimir el jugo de la obra basándose únicamente en la música. Se puede decir que ante la presencia de dos lenguajes artísticos conviviendo en una misma creación, tenemos el camino libre para escoger entre ellos. Y esto indica también la posibilidad de la persona de diferenciar entre sus propias preferencias, de tener distintas razones para verse atraído por uno u otro artista.

Evidentemente, mi gusto por el black metal, y especialmente por esta banda, GORGOROTH, no surge principalmente de la lirica existente en el disco. Si he llegado a tener todos los álbumes de este algo oscuro aunque legendario grupo noruego, no es precisamente porque siento que en sus textos encontrare las palabras que me hagan dejar a un lado los libros (es más, esto es técnicamente imposible, ya que las letras no se incluyen en ninguno de los folletos que acompañan a los discos, y mi conocimiento de noruego no llega más allá de entender que “Satán” en ese idioma significa lo mismo que en ingles o en castellano.) Si a esto le añadimos el hecho de que las voces son absolutamente ininteligibles, poca duda queda de que no es el verbo de Infernus y compañía lo que me ha llevado a quemarme tan decididamente en sus llamas.

GORGOROTH es malevolencia musical al máximo. Si alguien dijo que ABRUPTUM era el “mal hecho música” (justamente en noruego, aunque esta frase, aviso, me fue traducida antes de yo entenderla), estaba equivocado. En general, el black metal por esencia debe ser una representación de lo oscuro, de lo rechazado, de lo peligroso, de lo dañino. El satanismo es parte de su ADN (por eso no hay nada mas ridículo que la existencia de bandas que supuestamente tocan black metal cristiano... que sigue? Punk Neo-nazi Judío? ). La rebelión en contra de las deidades impuestas a los escandinavos por el Pulpo Romano manifestada en exagerada vituperación en contra del catolicismo y sus iconos y la adoración a los dioses mitológicos propios como Odin es elemento configurador, primordial del género. Y GORGOROTH es el ejemplo más acabado, en mi juicio. Fuera de las ensoñaciones avant-garde de BURZUM, del ruido maquinista y excesivo de MARDUK, del rustico oscurantismo de DARKTHRONE, de los ensueños progresivos de ENSLAVED o de la ostentación grandilocuente de EMPEROR, la banda de Infernus une todos los ingredientes necesarios sin inclinarse por favorecer a ninguno: tiene riffs melódicos y atmosféricos, tiene momentos de brillante musicalidad, tiene instantes –no pocos- de lacerante violencia, pero todo en dosis exactas, sin jamás comprometer el gusto a total maldad, el sabor a azufre quemado y negro que la música siempre evoca.

Por qué razón me gusta tanto la música de GORGOROTH? Por qué he llegado a tener todas sus obras, (entre las cuales el no-fanático del black metal tendrá serios problemas en diferenciar?) Seguramente porque conecta con un lado de mi personalidad que es tan mío como aquel que se enternece con ciertas melodías de DREAM THEATER o que se llena de irónica paz con la Gran Música de Johann Sebastian Bach. Porque muy dentro de mi también hay un ser que camina en bosques grises y llenos de neblina, queriendo llegar a cimas de montanas oscuras y vacías de arboles. Porque hay una sed de poder que infantilmente se sacia experimentando el placer de oír lo que no se debe oír, de escuchar lo que a otros asusta. Porque la iconografía llena de maldad del Ángel Caído representa el monstruo individualista, narcisista y ególatra que reposa muy dentro de mí. Porque la catarsis más adecuada – más segura, menos riesgosa - para una vida más bien pacifica (o quizás tímida) es a través de la música, dejando las malas vibraciones rugir dentro de la sangre mientras otros seres lo expulsan todo a través de sus instrumentos y gargantas…

… Quizás ellos tienen algo de mí. Pero a la inversa. Lo dejan salir en los momentos en los que se calman y escriben hermosas melodías. Y de una u otra forma, el arte nos une, por unos instantes.

Acerca de este álbum he dicho poco. A quien haya escuchado GORGOROTH antes le comento que el disco es inferior a Under the sign of Hell y a Antichrist, pero se encuentra al nivel de las demás producciones de la banda. El sonido es crudo pero no exageradamente atroz. La voz de Gaahl es muy aguda y malévola. Las canciones son típicas del grupo, sin las experimentaciones de Incipit Satan. A quien no haya escuchado nunca música de esta banda, solo le puedo decir que ni siquiera lo intente si alguna vez ha tenido ya una experiencia desagradable con black metal.

Pero a quienes gusten del black metal, no puedo sino invitar una vez más al Valhalla. Sé que ustedes, como yo, elegimos en esta ocasión apreciar nuestra música por las razones más incorrectas posibles.
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8/10

viernes, 12 de junio de 2009

Del significado de los enlaces del blog...

Si bien actualmente este blog carece de un número exorbitante de visitantes (fenómeno que posiblemente se aplique a perpetuidad), no todas las personas que eventualmente accedan a él me conocen tan bien como mi más asiduo lector. Por lo tanto, debo explicar de qué se trata la disparatada lista de enlaces ubicada a la derecha de este texto.

El primer link dirige hacia la página web de mi padre, artista plástico y la persona que más ha marcado mi vida. No necesito explicar más.

El segundo enlace nos lleva hacia la página web más importante de rock progresivo, lugar donde conocí y aprendí acerca de cientos de bandas y artistas, donde comencé a escribir mis atropelladas reseñas, donde, increíblemente, aprendí también a valorar géneros distintos al rock progresivo.

Posteriormente, el camino de los enlaces conduce a Paul-o-Pedia, blog existencial y sin pretensiones (vaya contradicción, pero tiene su lógica), creado por mi mejor amigo. De muy entretenida y por momentos edificante lectura, saltando del comentario musical a la mera expresión de estados de ánimo, es lo más cercano a un retrato pintado con bytes de información que he encontrado. El blog exhala honestidad.

En cuarto lugar se encuentra el link hacia la pagina de mi grupo musical favorito de todos los tiempos y géneros (J.S. BACH no tiene “pagina oficial”, qué se le va a hacer). Pronto escribiré acerca de la jornada que he recorrido para llegar al Teatro de los Sueños. Baste decir que este insulso blog le debe su existencia a esta banda.

Encyclopedia-Metallum, o Metal-Archives, es la mejor fuente de información sobre bandas de metal. La guía para adentrarme en el conocimiento de metal extremo (sobre todo Black y Death) partió de ahí.

Progfreak.com, de cierta manera afiliada a ProgArchives (contiene la base de datos para evaluación de artistas), es una excelente pagina para quienes gustan de la estadística, de llevar “playlists” y de aplicar “tags” y ratings a álbumes de todo género de rock. Es un tanto confusa, pero a algunos puede serles muy interesante.

La Cultura B, un blog dedicado a innumerables manifestaciones artísticas usualmente alternativas. También sirvió de inspiración para crear este blog.

Finalmente, los dos enlaces más desubicados de todos. En primer lugar, la pagina web del Futbol Club Barcelona, el equipo de futbol internacional que más me ha gustado y al cual mas he seguido desde niño, siempre dedicado a jugar el futbol más fino en el planeta. Lastimosamente, también es el equipo al que he delegado la responsabilidad de proveerme de satisfacciones…

… Ya que el equipo a cuya pagina web conduce el ultimo enlace, el glorioso Barcelona Sporting Club de Guayaquil, Ecuador, desde hace ya 11 años se ha negado a regalarme a mi y a sus millones de fans las alegrías y triunfos a que nos acostumbro en décadas pasadas. De todas formas, y al igual que la música, principal materia de este blog, el color amarillo de su casaca corre y correrá siempre por mis venas. Y quien sabe, algún día pueda escribir acerca de la vuelta a la cúspide del Ídolo del Astillero.

Eso sí que sería una tremenda sandez…
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LINKIN PARK - Hybrid Theory (2000)


De los múltiples subgéneros de metal que han surgido en los últimos tiempos, el Nu-metal es uno de los de reputación más dudosa. Nacido hacia la mitad de los 90, levantándose sobre el cadáver del grunge, el Nu-metal fue, en sus inicios, un movimiento claramente alternativo, creativo y original, si no muy melódico o musicalmente complejo. Desde que RAGE AGAINST THE MACHINE lanzara su célebre álbum del mismo nombre en 1992 y evidenciara la posibilidad de mezclar rap con heavy metal de manera efectiva (los intentos de AEROSMITH y, sobre todo, de ANTHRAX siendo sus antecedentes más directos), poco a poco comenzaron a emerger artistas que llevaron la fusión a niveles más avanzados, con KORN creando música que íntimamente ligaba el estilo cortado y semi-hablado informal urbano con riffs y gritos mas propios del death metal, o DEFTONES, que añadió mas valores melódicos a su propuesta. La música, originalmente, rompía con el grunge apático y derrotista mediante el recurso de la violencia, la expresión individual de angustia no a través de la aguja de una inyección sino de la c ruda representación de los traumas internos, en un canto horrendo y feroz.

Eventualmente, el género llego a las cimas comerciales y se popularizo gracias a canales tan poco leales a la música y tan leales a las ventas como MTV. El Nu-metal se convirtió en un producto. Adidas, Nike, cualquiera fuere la marca de ropa empleada por el artista de turno tenia más importancia que lo que éste quería decir; los videos, en su inicio crudos y viscerales, adquirieron visos de superproducción. En un golpe maestro y oportuno, LIMP BISKIT comenzó a alinearse más con el lado rap de su música que con el lado metal, ante un mercado donde el rock en general dejaba de ser la música de mas consumo a favor del R&B y el hip-hop. La furia honesta de los inicios dio paso a todo tipo de jocosas rimas narcisistas y materialistas. La música era divertida, debo decir. Pero en sí, el movimiento Nu-metal estaba condenado; como todo “fad” comercial, el momento que dejase de ser rentable sería simplemente relegado y reemplazado por alguna otra manifestación más económicamente-eficiente. Si bien DEFTONES y KORN subsisten y aun venden bien, ya no logran ni de lejos alcanzar los sitiales principales en MTV y en la radio, o en el “Billboard Top 100”. Podríamos decir que la actual moda emo-punk-pop fue su sucesora. Que vendrá después?

El Nu-metal, sin embargo, no se marcho de la cima sin antes dejar su huella en las listas de popularidad. En el año 2000 el álbum Hybrid Theory de LINKIN PARK fue lanzado al mercado, y pronto se convirtió en el disco más vendido de Nu-metal, alcanzando tan popularidad que ocupa el tercer lugar entre los álbumes de cualquier género más vendidos del siglo XXI. En medio del descenso de sus similares, como logro esta agrupación semejante hazaña comercial?

La respuesta es fácil de obtener una vez que se escucha el disco: Hybrid Theory es un álbum implacablemente efectivo, e impecablemente producido. No, posiblemente no sea el disco más honesto o radical que el Nu-metal jamás haya dado al mundo (tras cantar sobre depresiones y angustias, los miembros de la banda agradecen a sus familias y enumeran las marcas de la ropa que visten en los créditos del disco), pero es una pieza precisa para uso en la radio y la TV. Las canciones son todas de 3 minutos de duración; el sonido es prístino, puro; las letras son personales pero nada comprometedoras; la música es simple, sin ninguna nota de mas o de menos; los elementos hip-hop son mucho mas marcados que en otros artistas, con un cantante destinado solo a rimar y a ser el “MC” (Master of Ceremonies, como se conoce a los raperos a quienes no se llama “cantantes”) de la banda, y otro destinado a las partes melódicas y propiamente “cantadas”; sin solos (ni siquiera del tipo rupestre y ruidoso que algunas canciones de Nu-metal excepcionalmente tuvieron). En definitiva: un disco que a nadie podría ofender.

Para mi gusto, el álbum es entretenido, con algunas canciones increíblemente pegajosas y bien logradas (“The End”, “Papercut”, “Crawling”, “Points of Authority”), donde no quito merito a la habilidad de la banda para crear coros memorables. Otras son descartables, meros rellenos para completar un larga-duración de 12 pistas.

Lo que si debo decir es que jamás en Hybrid Theory se respira el aire turbio, surgido de las entrañas, real, que parecía emanar Korn de KORN o Adrenaline de DEFTONES. Eso era antes de que MTV se adueñara del Nu-metal.
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7/10

jueves, 11 de junio de 2009

NO-MAN - Schoolyard Ghosts (2008)


Pareciera ser que el objetivo de este álbum es contagiarnos a todos de la depresión que evidentemente padecen sus autores.

No estoy muy familiarizado con la carrera de Tim Bowness, vocalista y 50% del tándem creador en NO-MAN. Pero sí conozco, y a fondo, a la otra mitad de este equipo: Steven Wilson. He escuchado todos los álbumes realizados con su banda, PORCUPINE TREE, además de proyectos secundarios como BLACKFIELD e incluso su propio trabajo como solista. En todos los casos, la música de Wilson me satisface completamente, con sus elementos sicodélicos, violentos, enfermos, morbosos, y a la vez atmosféricos, mágicos, narcóticos, hasta el punto de convertirse en uno de mis hallazgos favoritos de los últimos años y, en el caso de PORCUPINE TREE, colocarse entre mis bandas favoritas.

Es por eso que la decepción es aun mayor de lo normal en el caso de NO-MAN. Este es el primer disco producto de la colaboración de Wilson con otro artista que me deja no solo con mal sabor de boca sino, peor aún, sin sabor alguno.

El problema con la música de NO-MAN radica, en mi opinión, en su carácter repetitivo y totalmente falto de audacia, totalmente vago si se me permite. El recurso en todas las canciones es el mismo: ritmo lento, muy lento, guitarras acústicas o teclados imperceptibles marcando alguna progresión de acordes bastante mundana, y la voz de Bowness tratando de expandir la depresión como si se tratara de una epidemia que todos estamos obligados a sufrir de cerca.

Sí, la música es triste, muy triste, y a lo largo de todo el disco. No hay un momento de luz, de esperanza. Todo es gris, como la portada. Se respira un aire de nostalgia, de recuerdo de épocas pasadas que nunca volverán. Esto en esencia no está mal. Es más, música triste ha sido la predilecta de mis gustos particulares desde siempre (mi favoritismo por música compuesta en tonalidades menores no puede sino evidenciar este hecho) , pero música triste sin belleza es lo mismo que algún postre lleno de azúcar pero sin ningún sabor especial: dejara la boca dulce y saciara las necesidades de glucosa pero no dejara ninguna huella más duradera, no significara real placer; lo mismo sucede con NO-MAN: es triste y golpea con su pesimismo pero no llega al alma simplemente porque la música carece de melodías verdaderamente memorables o de pasajes de belleza superior.

A algunos puede encantar este trabajo, pero a mí me deja totalmente insatisfecho. Para un ejercicio mucho más competente y bello en expandir la depresión, sugiero Damnation de OPETH, banda que aprendió mucho en sus colaboraciones con Steven Wilson, artista que es garantía de calidad en casi todas sus creaciones, pero que con la ultima produccion de NO-MAN me ha demostrado que el también puede grabar un álbum que me haga suplicar "no-more!"
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6/10

jueves, 4 de junio de 2009

THE GOURISHANKAR - 2nd Hands (2007)


THE GOURISHANKAR es una banda de rock progresivo proveniente de Rusia. El nombre del grupo significa “La Montana tan alta como el Everest”, y por momentos la música contenida en su primer larga-duración, 2nd Hands, alcanza altas cimas de calidad, aunque por instantes, como las estepas siberianas, también puede tornarse desconcertante.

La propuesta de THE GOURISHANKAR es bastante ecléctica. Tenemos ante nosotros una muy trabajada mezcla de varios géneros del rock progresivo, desde el rock sicodélico, pasando por el rock sinfónico, el jazz-fusion, hasta el metal progresivo. Tal como esto lo indicaría, la banda ya nos recuerda a PINK FLOYD como a DREAM THEATER, evocando también a modernos representantes de la tendencia como PORCUPINE TREE sin dejar de recordar a clásicos del rock artístico más simple y directo como RUSH. Para describir la música, podría también traer a colación artistas similares como OVERHEAD y THE TANGENT, ambos ejemplos de grupos difíciles de encasillar, pero clara y dedicadamente progresivos.

El elemento prog es obvio en 2nd Hands. Desde el arranque del álbum nos vemos expuestos a una suerte de cortísima cacofonía instrumental que pronto cede su lugar a un elaborado trabajo armónico y melódico a cargo de las guitarras y los teclados, sobre todo en forma de piano. Cuando pareciera que nos encontramos ante una obra más de vanguardia o avant-garde, THE GOURISHANKAR nos recuerda las bondades del sistema armónico convencional, regresando inmediatamente al mundo más fácil para el oído de las escalas y claves tradicionales.

Pero el elemento prog de la música no se detiene ahí. Esta introducción solo es un mero aperitivo de lo que viene a continuación: canciones de duración extendida (ninguna inferior a los 6 minutos, con dos canciones rebasando la barrera de los 10), llenas de secciones instrumentales y de demostraciones de virtuosismo, pletóricas de adornos musicales, de armonías y notas sobre notas, texturas bellamente creadas y por variada clase de instrumentos, sin estructuras fáciles de discernir a primera vista pero sin despreciar la coherencia. Todo esto en un estilo que si primero se basa en riffs propios del metal, inmediatamente se convierte en un ejercicio más entreverado, con cadenas de acordes brindando el soporte musical.

Los instrumentistas son brillantes y cada uno de ellos merece todo tipo de admiración. Tal vez el elemento menos sobresaliente de la banda sea el vocalista, cuya suave voz a veces parece sumergirse bajo el peso de la ola instrumental, sin fuerza para resistirse y emerger. El álbum le deja poco espacio, sin embargo. La mayor parte del tiempo la música es puramente instrumental, y tal vez esto sea un acierto.

Quizá la única crítica que puedo hacer de 2nd Hands es el hecho de que, como consecuencia de la variedad de influencias estilísticas presentes en la obra, la banda carece de un estilo auténticamente propio. Me es difícil encontrar un momento en el disco en el que sienta que estoy escuchando ciento por ciento a THE GOURISHANKAR. Pero la perfección instrumental y la abundancia de melodías y pasajes dignos de repetición me ayudan a olvidar tal defecto y a gozar plenamente del muy acabado arte producto de esta prometedora banda rusa.

9/10

miércoles, 3 de junio de 2009

BAT FOR LASHES - Two Suns (2009)


La televisión nocturna (late night tv, como se la conoce aquí en Estados Unidos) a veces ofrece sorpresas que uno no está acostumbrado a recibir. Cuando miro algún show nocturno, usualmente prefiero a Jay Leno (recientemente retirado, reemplazado por Conan O'Brien). Pero una noche casualmente estaba viendo los instantes finales del show de David Letterman cuando éste anuncio como invitado musical, directamente desde el Reino Unido, a la banda BAT FOR LASHES. Muy en contra de lo que típicamente hago, me quede viendo la presentación, atraído tanto por la apariencia mística de la cantante como por el aparente minimalismo instrumental (la batería consistía de dos tambores, el teclado no era más grande que uno de juguete). Comenzó a sonar la música, y fui seducido.

BAT FOR LASHES no es una banda. Es el nombre artístico de la artista británica Natasha Khan, quien crea la apariencia de un grupo musical para confundir a los incautos y seducir a aquellos que dudarían en escuchar el trabajo de una joven solitaria.

Natasha Khan, sin embargo, no es una desconocida en Inglaterra. De origen Paquistaní e ingles, la joven obtuvo en su juventud un título académico en Artes Visuales y Música. Posteriormente, se embarco en una jornada que la llevaría de las aulas infantiles, donde trabajo como profesora, a través de la multi-media (a la cual le dedico anos de proyectos con imágenes combinadas con sonido), hasta su final (hasta el momento) destino: el rock/pop alternativo.

Su primer trabajo como BAT FOR LASHES, Fur and Gold, recibió grandes aplausos de la crítica británica, quien comparo a la artista con consagradas figuras como BJORK o ANNIE LENNOX. Tras ganar algunos premios tanto en su país como en los Estados Unidos, Natasha Khan lanzo al mercado su segundo larga-duración, Two Suns.
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Acorde con la artista, el concepto para el álbum viene de la dicotomía existente en el ser de Natasha Khan, dividida en una mitad “espiritual, nacida en el desierto” y otra de “rubia femme fatale” a quien llama Pearl. Así, según la creadora, el álbum explora “la filosofía del ser y la dualidad, examinando la necesidad de caos y de equilibrio, de amor y de dolor, además de las ideas metafísicas concernientes a la conexión entre todo lo que existe”. Si bien tal declaración de principios puede sonar un tanto pretensiosa e incluso excesiva para un simple trabajo de rock/pop, la música hace todo lo posible por comprobar que es posible, sin mayores excesos, dibujar interrogantes del alma a través de notas musicales.

La música es mística, atmosférica, espiritual y a la vez mundana. Si por momentos se escuchan sonidos electrónicos y tecnológicos, estos se encuentran rodeados por naturaleza, por magia propia de la tierra y del aire, de los elementos como el fuego y el agua. Ensoñadora, etérea, pero también decidida, real, la música recorre un sinnúmero de terrenos que van desde el rock/pop más típico de Gran Bretaña, pasan por territorios propios de los 80 (New Wave) hasta sobrevolar parajes más irreales, mas propios del rock sicodélico de los 60-70.

Mucho del éxito de la música de Khan proviene de su propia voz, que emula por momentos a ANNIE LENNOX y a TORI AMOS. Increíblemente seductora, es a su vez totalmente mágica, pareciendo salir de las profundidades de algún bosque lleno de niebla, luces que no tienen razón de ser y colores que desafían las convenciones. La voz es suave, dulce, profunda. Es de esas voces que parecieran tienen eco sin necesidad de acústica escénica o de ayuda tecnológica. Y, eso sí: nunca abandona la melodía. La melodía es factor vital en este álbum, y en su mayor porcentaje viene dada por la voz de Khan.

El álbum inicia con la evocadora “Glass”, para continuar con la ambigua, oscura “Sleep Alone”. Le sigue la triste, nostálgica “Moon and Moon”, que comienza con una exageradamente simple figurita de piano sobre la cual Khan describe aleteos melancólicos con su voz. La cuarta canción es una de mis favoritas (como todas las anteriores realmente), “Daniel”. Esta canción es una de las más “pop” del disco, manteniendo la magia y atmosfera pero con un ritmo y verso pegajoso en extremo. Fue la primera canción que oí de BAT FOR LASHES en el show nocturno en televisión, y a la cual debo haber encontrado una nueva causa para seguir abriendo mi mente a las formas mas indie de rock/pop. “Peace of Mind” suena mucho mas lejana, de épocas pasadas, hasta que un coro cuasi-religioso trae la música de regreso a las alturas. “Siren Song”, nuevamente, me recuerda al rock/pop de los 80, aunque esta vez tan simple, con un repetitivo acorde de piano acompañado por un distante tambor y la voz más inalcanzable aun. “Pearl’s Dream” retorna al siglo XXI con percusión electrónica y un coro elegante. Estamos rodeados de influencias tan distantes que se mezclan tan bien. “Good Love” arranca con una melodía en teclado que nos remonta a algún pueblo ínfimo en los 50. “The Planets” es bastante espacial, aunque carece de la melodía de otras canciones. “Travelling Woman” parece justamente eso, el regreso a la realidad de una mujer viajera sin rumbo. Es la más terrestre de las canciones del disco. “The Big Sleep”, finalmente, parece sacada de algún depresivo show de teatro de Broadway con las butacas totalmente vacías y los actores, un hombre y una mujer, totalmente embriagados en alcohol y el uno en el otro.

El álbum arranca perfecto, y es solo al final, en las tres canciones que anteceden a la última, donde pierde el brillo del arranque. Tal vez se debe a una sobrecarga de canciones lentas que el final suena reiterativo por momentos. Pero el comienzo del disco es de tal calidad que no me veo sino obligado a obviar los defectos del final.

Si todas las noches podría encontrar una banda asi viendo televisión, seguramente padecería de insomnio.

9/10