viernes, 17 de julio de 2009

IQ - Frequency (2009)


El Neo-prog, uno de los géneros de rock progresivo más populares y a la vez más criticados por puristas, surgió en los años 80 tras el fin de la década de oro del prog y el consecuente vapuleo comercial que sufrió de parte del punk primero, y luego del pop y new wave. Tuvo su origen en Inglaterra, tierra llena en su historia de figuras referenciales para el rock n’ roll, de la mano de dos bandas, principalmente, MARILLION y IQ, las que intentaron recapturar la magia del rock progresivo pero dotándolo de detalles que lo hicieran más accesible para el gran público, dándole un mayor énfasis a la melodía y a las estructuras más simples, y otorgándole a la guitarra eléctrica el rol esencial que tenía antes de haber sido relegada por los teclados en los 70. El gran referente de los pioneros del género fue la legendaria GENESIS, en todo desde el aspecto musical y melódico hasta la faceta más visual. Algunos entendidos incluso incluyen a los dos primeros álbumes de GENESIS sin Steve Hackett, And Then There Were Three y Duke, como los dos primeros ejemplos de neo-prog.

En el desarrollo del neo-prog, las más importantes bandas se han movido para adentro y afuera del género con regularidad. MARILLION, tal vez el nombre más reconocido, con el tiempo se ha convertido en un grupo de rock más bien alternativo; PENDRAGON ha variado su estilo y su cabeza, Clive Nolan, se ha dado tiempo para proyectos secundarios de clara inspiración neo-prog pero también muy apegados, sobre todo últimamente, al rock duro y al metal, como ARENA; los escoceses PALLAS también se han acercado a los limites más pesados del rock.

La pionera banda IQ se ha mantenido más cerca al estilo tradicional del neo-prog que otros grupos mencionados, aunque su nivel musical ha ido en continuo avance. El excelente doble-álbum conceptual Subterranea fue el comienzo de una era de total brillo por parte de un grupo que ya de por sí tenía una historia de celebrados trabajos. A dicho opus le siguió el fantástico Dark Matter, hasta el 2009 el mejor disco del grupo. Sin embargo, es su último larga-duración, Frequency, donde IQ logra alcanzar la casi total perfección dentro de su propuesta.

La guitarra tiene un rol esencial e insustituible en Frequency. Es la guitarra la que crea las atmosféricas melodías y solos que tanto traen a la mente al incomparable Steve Hackett. Los sonidos son más bien oscuros, en tonos menores, su discurso largo, extenso, las melodías más bien se expanden y no se contraen como en otros géneros. Es el principal factor de esta música: la melodía. IQ vive de ella, le da el papel principal que otros artistas entregan al ritmo o a la armonía. IQ no puede sobrevivir sin su suntuosa narrativa horizontal, y los músicos nos demuestran ser maestros en el tema, expertos en desarrollarla y explotar sus posibilidades.

La voz de Peter Nicholls es un placer adquirido. No es la clase de vocalista que agradará de inmediato a todos. Pero cuando uno finalmente acoge su voz, descubre que es especial, única, y una de las mas confortantes. El tono ligeramente nasal y bastante agudo de Nicholls nos pone a medio camino entre Peter Gabriel, Fish y Jon Anderson, y pese a lo legendarias que las mencionadas voces son el mundo del prog, la del cantante de IQ es mi preferida de las 4 precisamente porque reúne las características brillantes de las otras.

Frequency es el mejor disco de IQ porque no tiene un momento débil; porque es total y descaradamente “neo-prog” sin ceder un momento a los deseos de crear canciones más cortas o de estructuras totalmente convencionales (lo cual sucedió, y debo decir con gran éxito, en el igualmente soberbio Dark Matter). La canción titular que abre el disco es sin duda la mejor canción del grupo en todas sus épocas, desde su comienzo hasta la explosión de un riff enérgico y pesado, seguido por una línea melódica en la guitarra digna de GENESIS. Desde este punto, el álbum crea una historia en sonidos que es coherente y totalmente fiel a sí misma, hasta su magnifica conclusion, que llega cual lluvia de paz luego de la duda en "Closer". El disco, conceptual, se desarrolla perfectamente gracias a muy distinguibles temas que se repiten a lo largo de la obra dandole unidad y cohesión. A diferencia de Subterranea, otro trabajo conceptual de la banda, la presente grabación nunca se vuelve confusa o cansina. Tal narracion requiere varias audiciones para ser completamente asimilada. Frequency no gustará en la primera sesión de escucha tanto como otras obras más inmediatas y directas. Pero como obra de elevado arte, revelará toda su magia con subsecuentes audiciones. Las melodías quedaran en la mente, las estructuras se mostraran coherentes, la tensión se evidenciará y su relajación será aun más obvia y analgesica para el alma.

IQ ha grabado el más perfecto disco de su carrera. En mi opinión, de lo que va del año, Frequency es el mejor álbum del 2009.

10/10

viernes, 10 de julio de 2009

BIGELF - Cheat The Gallows (2008)


En dos semanas tendré la oportunidad de ver a BIGELF en vivo, cuando actúen de teloneros de DREAM THEATER en el festival Progressive Nation 2009, junto a SCALE THE SUMMIT y ZAPPA PLAYS ZAPPA, reemplazando a PAIN OF SALVATION quienes no participaran en el concierto por falta de recursos. Para ponerme a punto para dicho evento, y por recomendación de un amigo, decidí escuchar la última producción de BIGELF, Cheat The Gallows.

BIGELF es una banda proveniente de los Estados Unidos cuyo estilo se puede resumir en una sola palabra: retro. La música del grupo es un continuo y desvergonzado homenaje al rock y al glam de los 70, con toques de sicodelia, metal y hasta música circense que juntos crean una amalgama bastante peculiar. Originarios de California, la agrupación toma sus mayores influencias de gigantes de décadas pasadas provenientes del Reino Unido, en una clara actitud reverencial a artistas que forjaron al rock duro y al rock progresivo que actualmente han tomado caminos muy distintos.

En Cheat The Gallows (como en el resto de su discografía, según he leído), BIGELF crea, o mejor dicho, reproduce música que inmediatamente trae a la mente el arte de épocas pasadas. Del lado del rock duro, BLACK SABBATH y, sobre todo, DEEP PURPLE, son constantes referencias a la hora de describir al sonido de BIGELF, con riffs pesados directamente inspirados en canciones de los gigantes ingleses. URIAH HEEP y LED ZEPPELIN tampoco dejan de brotar en la mente del oyente. Del lado de la sicodelia, no cabe duda que PINK FLOYD es un referente vital para el cuarteto californiano, y por consecuencia, bandas herederas de la tradición de la británica como la más reciente y metalera AYREON. Hay también pizcas de DAVID BOWIE e incluso de KISS por aquí y por allá, y bastante de rock sinfónico y progresivo, con elementos de KING CRIMSON y de GENESIS regados a lo largo y ancho del disco. Una referencia que no hay como olvidar es la de THE BEATLES, que viene a la memoria muy seguido sobre todo en las melodías vocales de BIGELF.

La música es entretenida, divertida, bastante irreverente y por momentos jocosa. BIGELF no tiene ningún problema en sonar exactamente como DEEP PURPLE en algunos momentos, ni el cantante se anda con rodeos al tratar de emular a Roger Waters en otros. La música de BIGELF es difícil de describir sin recurrir a referencias específicas a otras bandas precisamente porque de eso pareciera se trata todo: de rendir un homenaje a los grandes del pasado. No cabe sin embargo, en mi opinión, disculpar a la banda como carente de pretensiones. El intento es conseguir música que suene original en su falta de originalidad, y por momentos se lo alcanza.

Faltan melodías verdaderamente memorables o canciones de la energía y drive que tuvieron algunas de las que grabaron los artistas homenajeados. Es en ese detalle donde BIGELF palidece: grabar un disco de música retro no podrá sino traer comparaciones, y para poder sobrellevarlas hace faltan canciones, nada más y nada menos que buenas canciones. Cheat The Gallows las tiene sólo por momentos. La mejor sin duda es la más larga y que cierra el disco, “Counting Sheep”.

De todas formas, el disco entretiene y cumple su función. Lo escuche y me distrajo y me llevó a algún lejano lugar, pero al poco de oírlo dejo de tener relevancia. Lo recomiendo a quienes quieran hacer un paseo por las épocas del rock ya añejo desde una perspectiva actual y burlesca.

No debo dejar de decir que, pese a que ni de lejos se acercará a lo que PAIN OF SALVATION me hubiera brindado en la alineación original de Prog Nation 2009, el apreciar a BIGELF en vivo será una experiencia muy interesante, y seguramente compartiré su energía aun más que en disco.

(Para una visión alternativa sobre este trabajo, recomiendo http://paul-o-pedia.blogspot.com/2009/06/cheat-gallows-2008.html)

7/10

Del fin de una practica magica...

Sí, era una práctica puramente consumista, basada en el efímero placer provocado por buscar algo, encontrarlo, y convertirlo en propio.

Pero era, de cierta forma, mágico.

Hace pocos días me entere que las últimas cinco tiendas de la cadena Virgin Megastore habían cerrado no hace mucho. Constate esto cuando en Orlando, al ir a visitar el lugar, me encontré con un enorme museo/tienda dedicada a la Princesa Diana (?!) Investigue en el internet y comprendí que el legendario y gigantesco almacén de música, películas y demás "pop culture" había sucumbido a sus problemas financieros y a la imposibilidad de competir con monstruos como Wal-Mart y sobre todo con el intangible imperio de Amazon.

Es lógico. Quien podría preferir gastar, por ejemplo, 25 dólares en un álbum doble de Leonard Cohen (recién adquirí tal colección así que por eso lo cito como ejemplo) en una tienda física como en FYE, a adquirir el mismo producto, entregado en casa en el buzón del correo, por tan solo 17 dólares en Amazon a través de la red? Obviamente, muy pocos. Lo he hecho alguna vez, y lo explicare más adelante.

Las tiendas de música en países como el de mi origen (Ecuador) sucumbieron ante el embate de la piratería y el tráfico de propiedad intelectual. En países como los Estados Unidos, el fracaso de almacenes como Tower Records o Virgin se debe a la imposibilidad práctica de competir en niveles de relativa igualdad con los grandes pulpos que se van comiendo todo lo que encuentran a su paso, y al apogeo de la música en formato digital. Por un lado, los ingresos de estos extintos almacenes dependían totalmente del margen de ganancia de los discos o películas, razón por la cual los precios eran mayores. En gigantes como Wal-Mart, la tienda más grande del mundo, el precio es menor porque los ingresos de la compañía no dependen solo de eso, y además son abrumadoramente mayores, como lo sería comparar los fondos en la alcancía de un ahorrador niño con las reservas de un banco.

Por otro lado, Amazon y sus incomparables precios han ido erosionando lentamente el mercado para las tiendas musicales. Ejemplos sobran alrededor mío (e incluso en mi propio caso) de discos y películas que evite comprar en una tienda física porque en la red me salía mucho más barato. En estas épocas de vacas flacas, ahorrar 7 dólares es esencial.

Finalmente, los mp3 y el downloading de música (y de películas con servicios como Netflix) han terminado por diezmar enormemente las posibilidades de ganancias con las ventas de discos y todo tipo de media en formato duro. Las grandes corporaciones como Target, Wal-Mart o Best Buy podrán sobrevivir tal embate, no dependen de estos rubros. Pero almacenes destinados solo a esto son criaturas en fase, no en peligro, de extinción.

Y nada podrá reemplazar, para quienes crecimos con eso, la magia de ir a nuestra tienda favorita a buscar y encontrar ese álbum, ese disco que tanto anhelábamos tener, o más aun, de hallar esa obra que nos cautivo solo con la portada y lo impactante de su arte grafico, y que nos forzó a probar la música de un artista desconocido. Cuántas horas me he pasado yo entre miles y miles de discos buscando algo nuevo que me sedujera, o hurgando afanosamente entre cientos de cajas plásticas todas ellas igualitas hasta encontrar la pieza que faltaba en mi colección! Como dije antes, alguna vez incluso he preferido pagar un poco mas por la, debo reconocer, estúpida gratificación instantánea de tener un disco en mis manos cuanto antes. El hecho de poseerlo, de ir a mi casa y abrirlo, de recorrer brevemente el folleto y de escucharlo, todo esto añadía una cierta magia a la compra de discos que ahora lamentablemente comenzara a desaparecer.

Por lo pronto, nos quedarán la red y las tiendas virtuales. Eventualmente hasta eso desaparecerá, y nos quedaremos con el muerto, estéril acto de bajar las canciones que nos gusten en formato digital, y no habrá ya colecciones de música ni discos que comentar y discutir con amigos, sino solo un crudo y frio laptop, encapsulando todas nuestras vidas en una sola pantalla. Zombies cada cual en su propio mundo oiremos nuestros Ipods sin importar lo que oiga el vecino. Capaz habrán reuniones en las que cada persona tenga su propio set de audífonos en sus orejas, cada cual totalmente distante del resto, haciendo a la escucha musical algo puramente individual, frio, personal.

Es posible que exagere. Al fin y al cabo, solo he constatado la muerte de una tienda de venta de discos. Una de las más grandes y entretenidas que había. El mundo sigue adelante.

Y yo tengo problemas para entender que los cambios que se vienen no los podre parar.

Y me entristezco y preocupo.

Y, mientras me quede tiempo, salgo a comprar algún nuevo disco, fuera de mi casa, lejos de mi laptop. Quiero salir de mi burbuja personal aunque sea un ratito.

DREAM THEATER - Black Clouds & Silver Linings (2009)


El primer álbum de DREAM THEATER que fue lanzado al mercado cuando yo ya era fan de la banda fue Falling Into Infinity. Cuando lo oí por primera vez me agrado mucho aunque menos que sus predecesores. Luego vino la obra cumbre, Scenes From a Memory, mi disco preferido de todos los tiempos, del cual me enamore, como pocas veces, en la primera audición, una noche en la que con audífonos encontré uno de los pocos álbumes de los que puedo decir que todas las canciones me fascinan.

Después de ese evento, sin embargo, mis experiencias con las nuevas producciones del Teatro de los Sueños han sido mucho menos consistentes. Six Degrees of Inner Turbulence me decepcionó, con un primer disco mediocre aunque con un segundo disco brillante. Train Of Thought me disgusto aun mas en un primer momento, con su horrible primera canción y los excesos metaleros de la banda, además de la casi total desaparición de Rudess de la mezcla final (debo decir que el álbum, ha mejorado mucho con el tiempo en mis preferencias). Cuando Octavarium fue lanzado, yo ni siquiera lo pude comprar de inmediato por razones que no cabe mencionar, y cuando lo escuche me pareció interesante pero sin magia, lleno de canciones que sonaban a alguien mas (MUSE, U2). Systematic Chaos fue en un principio una redención de la banda pero conforme lo fui escuchando mi relación con el se fue enfriando.

Con gusto puedo decir que el nuevo larga duración de DREAM THEATER, Black Clouds and Silver Linings, se constituye en el mejor álbum de la banda posiblemente desde el segundo disco de Six Degrees of Inner Turbulence. Hay muchos factores que me llevan a tal conclusión:

- El reencuentro de la banda con la melodía y los esquemas armónicos propios de Scenes From a Memory; en ninguna canción se siente tanto esto como en la que abre el disco, "A Nightmare to Remember."

- La importancia que se le ha dado a Rudess en el trabajo final. Si bien su trabajo fue ascendiendo de nuevo luego de la brutal caída en Train of Thought, es ahora cuando su regreso a la primera línea se manifiesta por completo.

- El abandono de la práctica de “wearing our influences on the sleeve”, es decir, de no tener empacho en mostrar las bandas que influenciaron a la banda, lo que es lo mismo que simplemente decir “sonar igual que tal o cual artista”. Finalmente, en Black Clouds and Silver Linings, DREAM THEATER no suena a MUSE, no suena a U2, no suena a PINK FLOYD, ni a ninguna otra banda. Cierto es que en “The Best of Times” las referencias a RUSH son constantes y evidentes, pero no se puede decir que toda la canción sea un facsímil de alguna composición del trío canadiense, a diferencia de casos anteriores (“Panic Attack” como disfrazado cover de MUSE por ejemplo?)

- La reafirmación de DREAM THEATER en sus valores y en lo que los llevo a ser la banda de metal progresivo más importante de la historia. En este álbum el grupo deja de tratar de emular a otros en su estilo ni necesita artistas invitados como en Systematic Chaos. Black Clouds and Silver Linings suena a DREAM THEATER y a nadie más.

El disco abre con su mejor canción, “A Nightmare to Remember”, en mi opinión la mejor canción extra-larga de la banda desde la canción titular de Six Degrees of Inner Turbulence y la mejor canción en definitiva desde “The Root of All Evil”. La canción va creciendo poco a poco con un soberbio trabajo en la larga y elaborada introducción por parte de Petrucci, Myung y Rudess, quienes construyen el edificio armonico apropiado para un excelente discurso melódico de Labrie quien tiene oportunidad de brillar con su prístina voz. El coro de la canción nos lleva de regreso a las armonías y tonadas de Scenes From a Memory. Los pésimos efectos de lluvia no deben importar en el disfrute de una de las mejores canciones de la banda, donde se mezclan momentos de fuerte metal con pasajes de bello canto melódico. La sección instrumental es brillante, sin caer en los recursos fáciles del pasado (como el rag-time de Rudess que de una graciosa ocurrencia se convirtió en penosa costumbre). La sección media de la canción nos recuerda fuertemente al excelente e injustamente criticado Falling into Infinity, con una fantástica revisión de las posibilidades melódicas de Labrie y la banda y un coro lleno de la gloria de antaño. Un autentico himno que por sí solo convierte a este álbum en uno de los fundamentales de la carrera de DT. Si hemos de mencionarle algún defecto, este sería el desacertado uso del “growling” por parte de Mike portnoy hacia el final. No es ni grito de furia ni verdadero growling, es solo alguien lastimándose las cuerdas vocales innecesariamente.

A continuación la banda nos regala una canción mucho más fácil pero muy encantadora. “A Rite of Passage” me decepciono en un primer momento con su extrema similitud a “Home” de Scenes From a Memory. Todo el armazón de la pista está basada en la legendaria canción de 1999, la introducción y el riff principal solo alteraciones de los más complicados del celebrado álbum, el pre-coro casi exacto al de la gran canción. Sin embargo, con continuas audiciones la canción revela su magia en su simplicidad y en su soberbio coro, uno de los mejores en toda la carrera del Teatro de los Sueños, y uno que sin duda gritare a todo pulmón en dos semanas cuando asista a mi segundo concierto de DREAM THEATER.

"Wither", por otro lado, nunca pasa de ser una olvidable canción tipo balada que no alcanza la magia de similares intentos como “Another day”. Lo que sí cabe destacar es la excelsa voz de Labrie que una vez más demuestra que para cantar melodías no hay nadie como él.

La culminación de la serie sobre el alcoholismo que Portnoy comenzara en “A Glass Prison”, “The Shattered Fortress” es la mejor canción de la serie después de “The Root of All Evil”. Si en un inicio la canción pareciera un desordenado collage con extractos de todas las canciones anteriores, con audiciones posteriores se revela en su brillantez, donde espléndidamente se repasa en forma rapsódica todos los pasajes de la suite. La perfecta conclusión para un proyecto ambicioso, “The Shattered Fortress” es sin duda la segunda mejor canción del disco, junto a la que viene a continuación. Como un añadido, tuve la ocurrencia de escuchar las cinco canciones de la suite de corrido, y debo decir que la obra adquiere total coherencia, pese a su más bien pobre comienzo (“A Glass Prison”) y el aburrido preludio al último capítulo (“Repentance” de Systematic Chaos).

“The Best of Times” es una canción dedicada al padre de Mike Portnoy, Howard Portnoy, recientemente fallecido. Como tributo a una persona y recuerdo de tiempos bellos es absolutamente perfecta. Como canción es memorable, si bien es en la que la banda más fuertemente muestra sus influencias, sobre todo RUSH. De todas formas, la voz de Labrie suena totalmente reconfortante e iluminada al agradecer al progenitor de Portnoy, y a través de él, al de todos nosotros. Petrucci nos obsequia uno de sus solos más melódicos en muchos anos hacia el final de esta maravillosa oda.

El álbum cierra con la canción más larga del grupo desde “Octavarium”. A diferencia de ésta ultima, “The Count of Tuscany” arranca sin citar a nadie, sin sonar a nadie más sino a DREAM THEATER, con una introducción digna incluso de los tiempos de “A Change of Seasons”. Hasta este instante de la canción ésta es sin duda el punto más brillante de la carrera de la banda desde Scenes From a Memory, sin distar mucho del nivel de la legendaria obra cumbre. El verso tiene una energía increíble, llevándonos incluso más atrás, a las vitales y joviales épocas de Images and Words. El pre-coro es el primer momento imperfecto de la canción, con Labrie y Portnoy en dúo emulando a Dave Mustaine en una sección que hace poca justicia al melódico coro que la sucede y sobre todo a la soberbia introducción que la precede. De aquí, la superioridad de “The Count of Tuscany” comienza a hacerse menos evidente, con una sección instrumental menos inspirada que se alarga por más tiempo del necesario. La reaparición de la voz trae paz y cierra el círculo, pero no logra evitar que la canción haya pasado de ser el trabajo más logrado de la banda en 10 anos a una canción épica claramente necesitada de un editor o un par de tijeras en último caso.

El álbum no es perfecto y aun no logra alcanzar las cumbres a las que el grupo neoyorquino accedió hace exactamente una década, pero posiblemente eso nunca vuelva a suceder. Usualmente, los artistas tienen solo una oportunidad para crear esa obra maestra, ese trabajo perfecto gracias al cual tendrán acceso a la eternidad. Raramente se logra llegar a la cima dos veces en una carrera. DREAM THEATER ya tuvo dos roces con la total perfección en Images and Words y en Scenes From a Memory y eso es suficiente para mí y todos sus fans. Ahora nos han regalado una excelente colección que nos reafirma en nuestro favoritismo y amor hacia la banda. Mí preferida ayer, hoy, y siempre.

Solo debo decir que, en el gran duelo entre mis dos bandas favoritas, parece ser que en esta ocasión, posiblemente por única vez, la victoria va camino de Finlandia. De todas formas, que mis dos agrupaciones preferidas hayan decidido volver a tiempos de mayor gloria es un regalo que no puedo sino agradecer desde los más profundo de mi ser.

9/10