martes, 16 de junio de 2009

Del día en el que compré entradas para el Teatro de los Sueños...



“Este tipo canta horrible, como mujer, como se atreve? Es lo peor que he visto.”
Yo, Quito, 1995, acerca de un tal James Labrie.

“Man, you’re the greatest singer ever man, I just wanted to tell you that”.
Yo, Miami Beach, 2008, personalmente a James Labrie.


Me es difícil recordar el momento exacto, la fecha precisa, el día en el que finalmente ingrese al Teatro de los Sueños por la puerta principal y pagando entrada. Me escapa ese instante definitivo en mi vida en el que me vi confortado y aliviado mientras esperaba a que el telón se levantase y los Sueños comenzasen a aparecer frente a mí, cantándome ilusiones vestidas de trajes destellantes de las más vibrantes notas musicales. Sin embargo, sí está totalmente grabada en mi memoria la ocasión en la que por primera vez me enteré de que siquiera existía tal lugar.

Una noche lejana de 1995 me encontraba visitando a un amigo y viendo en televisión un programa que a ambos nos gustaba: “Headbangers”, versión para el mercado latino de “Headbanger’s Ball”, legendario show de MTV donde se presentaban únicamente videos de metal o géneros relacionados. La versión hispana era mucho más extrema que la norteamericana, con mayor énfasis a géneros extremos como el death metal. Por ese entonces, mis preferencias musicales eran bastante erráticas: adoraba la música clásica, pero de otros estilos conocía poco. Mi primer amor de verdad en cuanto al rock había sido THE DOORS, pero jamás hubo puente alguno que me llevase de la banda del Rey Lagarto hacia pantanos más oscuros. Mi salto fue directo: la primera banda de rock duro que jamás oí fue SEPULTURA, agrupación más cercana al death metal que a otra cosa más “light”. De ahí que, en mis comienzos metaleros, hubo una marcada preferencia por lo directo, lo duro, lo visceral. METALLICA y PANTERA junto a SLAYER y MEGADETH eran mis favoritos, aparte de mi siempre querida banda brasilera. Compartíamos estos gustos con mi amigo, quien también, como yo, sentía una extraña fascinación por lo más extremo. No conocíamos siquiera la verdadera forma del death metal pero ya nos proclamábamos como sus fans (recién ahora, más de una década después, comprendo al género y lo disfruto de verdad). Y, como era de esperarse, rechazábamos todo lo “comercial”, lo “pop”, lo “lindo”.

Durante la transmisión del show, el cual veíamos siempre disfrutando de comida y pegados al televisor como tratando de que algo de la magia de los artistas nos ilumine, apareció un video de un tal grupo llamado DREAM THEATER. Algo había oído mi amigo alguna vez acerca de ellos, pero no era casi nada. La canción se llamaba “Pull me Under” y el video dejaba un poco que desear, con producción ya para esa época deficiente. La música comenzó melódica, bastante agradable, hasta que de repente el cantante se decidió a aparecer…

… Mi amigo y yo escuchamos su aguda y melódica -melosa diríamos en esa época- voz, e hicimos enseguida muecas de descontento. Pudimos ver la figura del cantante y nuestra desilusión creció, al ver una melena enorme pero limpia, no propia de alguien verdaderamente “metal”. Pero el desagrado se convirtió en total rechazo cuando la cámara se paseó sobre la camiseta que vestía el cantante. Ésta tenia estampadas dos palabras: “NAPALM DEATH”. “Como?!”, nos apresuramos a decir, “Este tipo no merece llevar esa camiseta, que se cree?” NAPALM DEATH es grupo de hombres, no ésta porquería popera que canta como Bon Jovi!!” “Como osa ponerse una camiseta de death y cantar esto?!!” Si mal no recuerdo, terminamos de ver el video como si estuviésemos tomando un brebaje saludable pero de sabor horrendo, haciéndolo solo porque era nuestro deber más no porque nos daba ni el más mínimo placer. Era lógico. Como podía este cantante siquiera atreverse a usar el nombre de una banda de death metal (en realidad de grindcore, aunque esto lo aprendería mucho mas tarde) en vano?

Aquí es donde se confunde mi memoria y donde la especulación toma lugar preponderante. Puedo señalar el primer contacto que tuve con DREAM THEATER pero se me complica definir cuándo fue que mi perspectiva hacia la banda cambio. No tiene caso. No pasarían más de dos años desde aquel desafortunado encuentro hasta que el lugar que en mis preferencias tenia la banda del “cantante feminoide” (palabra de uso reciente, aunque debo haber dicho algo muy similar por ese entonces) se conviertiera en algo muy, muy especial. Decidí volver a explorar a la música del quinteto cuando ya me había “suavizado” un poco y había asimilado y con enorme éxito el heavy metal de IRON MAIDEN, precedente directo de DREAM THEATER. Ya los cantantes de voces poderosas y melódicas tenían cabida en mis gustos gracias a Bruce Dickinson (además me di cuenta de que Labrie, cantante de DREAM THEATER, en absoluto "sonaba a Bon Jovi”), y además mi pasión por la música clásica me estaba llevando a buscar un rock mas difícil, menos conciso, menos directo que las típicas canciones de 4 minutos. Todo se había finalmente alineado para que la compra, muy a pesar de mi amigo (creo que se lo oculte por un tiempo), de Images and Words pasara no solo desapercibida sino incluso adquiriere tintes de sabiduría y clarividencia.

Quién diría que desde ese día imposible de precisar, el Teatro de los Sueños se convertiría en mi palacio musical preferido, sus butacas mis sillones favoritos, sus actores aquellos a quienes he delegado la tarea de hacerme un poquito menos triste (o más triste, depende el caso) cuando los oigo. Desde la época en que mi amor por “Metropolis Pt 1” se convirtió en avasallador, he compartido momentos demasiado hermosos con la banda. En soledad he disfrutado como nadie de “Voices” y de “Learning to Live”. En la noche he vivido plenamente con “Lines in the Sand” y “Scarred”. He soñado en cosas imposibles con “Another Day” o en cosas inalcanzables con “Space Dye Vest”. Y he sido llevado a lugares que antes solo la música clásica me había transportado con la gloria sonora de todo el Scenes From a Memory, donde viví amores que nunca existieron, donde experimenté con ilusiones que nunca llegaron, y el que felizmente puedo seguir compartiendo ahora que no asisto al teatro siempre solo.

Y eso es tal vez lo que más me acerca a la música de DREAM THEATER, lo que me hace estarle más en deuda: siempre la he podido compartir con quienes significan algo para mi (fuera de mi papá, mamá y hermana a quienes dudo algún día el metal les llegue a gustar). Pude regar mi gustillo por esta banda en los rincones donde más lo necesitaba. Mis mejores amigos, todos ellos gustan, en mayor o menor medida, del arte del quinteto de New York. Cuántas innumerables y memorables sesiones de plática y comunión he tenido con mis hermanos al son de “A Change of Seasons”! Tanto así que ahora se aproxima el día en el que juntos vayamos a disfrutar de la música en vivo, y posteriormente a conocer a los miembros de la banda (segunda vez para mí). Cuando hemos necesitado un soundtrack para beber, o para volar, o para conversar incluso, ahí ha estado la obra de Portnoy, Petrucci, Labrie, Rudess, Moore, Sherinian, Myung, y hasta Dominici. Y, por si fuera poco, cuando encontré a la persona que me habría de acompañar en el sendero de la vida, a ella le encanto, le fascino también la música de DREAM THEATER, y tendré la jamás merecida alegría de contar con ella también en ese esperado y magnifico día en el que entre cuatro personas iremos a tomar nuestras butacas delanteras de primera fila frente al escenario del Teatro de los Sueños.
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DREAM THEATER sí ha cambiado mi vida. Y ha estado siempre conmigo desde que decidí perdonar a James Labrie la “afrenta” de osar vestirse con una camiseta de NAPALM DEATH. Y estará siempre conmigo, no importa qué clase de álbum decidan grabar o qué tipo de alineación tengan. Puedo decir que DREAM THEATER es MIO. Y de todos quienes queremos que lo sea. Es de todos nosotros.

2 comentarios:

  1. Esto es corazón. Hay un punto y aparte en los demás textos escritos y este.

    En el anterior texto sobre Gorgoroth te explicas, en este te muestras. Hay una sinceridad tan vívida en el texto.

    Felicito pues ese atrevimiento del acceder a Teatre y que en un poco más de un mes estemos allí, en primera fila para cumplir un sueño post-adolescente.

    "La música es de aquellos que la quieren escuchar y de nadie más" AC

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  2. Que glorioso momento sera!

    Maldicion la sabiduria popular y honestidad brutal que te caracteriza siempre aparece (AC, jaja). Y es poooco cierto.

    Espero puedas ver el video en alguna computadora... es legendario aunque no del todo soberbio. Pero gracias a el hay La Guama. jajaja

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