miércoles, 13 de mayo de 2009

GENESIS - Selling England by the Pound (1973)


Mi relación con esta obra maestra del rock es bastante curiosa.

Mi gusto por el llamado rock progresivo comenzó en realidad con un representante bastante reciente (y distinto) a los padres fundadores de los años 70. DREAM THEATER, primera banda cuya descripción requería de la palabra progresivo que jamás escuche, adquirió real éxito al menos 20 anos después de que YES, KING CRIMSON, GENTLE GIANT, EMERSON LAKE AND PALMER y GENESIS, entre otros, dieran luz a un movimiento que ilumino la música popular por casi una década. No solo eso: si bien la banda neoyorquina que mencione inicialmente es heredera de algunas prácticas de los gigantes de los 70, su estilo es radicalmente diferente, más cercano al heavy metal y al thrash de IRON MAIDEN y METALLICA que a los experimentos sinfónicos complejos de los grandes del prog-rock. Cuando decidí iniciar la exploración de los “clásicos”, no estaba del todo preparado para lo que iba a encontrar: rock más relacionado con las formas de la llamada música clásica que con los florilegios instrumentales y los riffs impredecibles del metal.

Investigue cuales debían ser los álbumes que tenían que entrar primero a mi colección y llegue a la conclusión que Fragile de YES y el álbum que comento en esta reseña eran las más apropiadas introducciones al prog-rock de los 70. No quería entrar de lleno en la complicación simbólica de Close to the Edge ni en la incoherencia (genialidad?) temática de The Lamb Lies Down on Broadway. Así que adquirí los dos discos y los escuche. El de YES me pareció interesante, si bien exagerado. Pero Selling England by the Pound se me hizo, en una palabra, insufrible.

Mi principal problema era la poco-melódica, sobre-actuada voz de Peter Gabriel, que a mi aun-no-entrenado oído llegaba cual monótona declamación de algún actor de teatro desempleado y dedicado a grabar discos. Mi segundo punto de rechazo fue la claramente atroz producción del disco. Para alguien malacostumbrado, malcriado en las prístinas grabaciones de los 90, el sonido cartonesco de la batería y la poca claridad del bajo, por ejemplo, no resultaban agradables. Encima de todo, no lograba extraer ninguna coherencia temática de las canciones: no habían coros, no habían versos, todo era un total revoltijo. Tanto fue así que decidí dejar a GENESIS tranquilo por un rato.

Meses después se me ocurrió darle una nueva oportunidad al disco. Opte por dar un paso a la vez: oír una canción, entenderla, oír otra, comprenderla. Antes de esto ya me había hecho de a buenas con Peter Gabriel gracias a algunos trabajos en solitario suyos que había escuchado.

No fue necesario tanto problema. Cuando Selling England by the Pound logro venderse a sí mismo a mi persona, no lo hizo por meras libras. Aplasto a todo lo demás y se me ilumino como lo que era: una genial obra de la más grande banda de rock progresivo que ha existido jamás.

Fue la canción número tres, “Firth of Fifth”, la que por fin me hizo salir de mi desengaño con la banda y me hizo entender el porqué de su fama en los círculos de prog-rock. La sublime introducción de piano de Tony Banks, complicada pero soberbiamente melódica y grandilocuente, en un bosquejo presenta todo el marco de lo que se desarrollara a continuación. Cuando la voz de Gabriel hace su entrada, lo hace cual para agravio del piano, que se queda mudo ante la lenta e inteligente avalancha instrumental/vocal. Gabriel hace lo que quiere con su voz, dramática y teatral, perfecta para música que pretende y busca otra cosa. El tema se repite y el piano retorna, esta vez con dudas. Parece volver al tema inicial, pero en su lugar cede el paso a un finísimo solo de flauta del arlequín cantante, melodía de una calidad rara vez vista en el rock. La sección instrumental que aquí arranca es uno de los puntos mas altos que el rock ha alcanzado, con la magia de Banks y Rutherford solo superada por el apoteósico lamento de Steve Hackett, quien repite la melodía del flautista sobre un bajo ambiguo y engañoso, la repite de forma desgarradora, hace llorar a la guitarra antes de que vuelva la paz relativa, de que vuelva Gabriel y su voz a poner la nota concordante y a dar resolución al drama. Rock sinfónico de verdad, tratamiento temático superior, esta canción es posiblemente lo más alto que en mi opinión el rock ha llegado en su ascensión a la excelencia artística.

Tras mi enamoramiento con “Firth of Fifth”, vino un periodo de descubrimiento. “More Fool Me”, (cantada por Phil Collins), una canción simple, irrelevante, daba lugar a la épica “The Battle of Epping Forest”, difícil, a ratos impenetrable como el bosque de la cual canta; “After the Ordeal”, sin pretensiones, una vez más servía de telonera para “The Cinema Show”, cumulo de imágenes y temas que requieren audiciones repetidas para familiarizarse con ellos. El álbum se cierra con “Aisle of Plenty”, insulso juego de Gabriel que da conclusión a un disco soberbio de la manera menos soberbia posible. Este equilibrio fuerte-debil empleado en el álbum es total: cuando me enfrente a las dos primeras canciones lo encontré también. “I Know what I like (in your wardrobe)” es una piecilla simple pero encantadora, lo más cercano al GENESIS pop que se puede encontrar en toda la discografía de la banda con Peter Gabriel. Pero esta, a su vez, había sido precedida por la otra obra maestra del disco, la excelsa “Dancing with The Moonlit Knight”, una demostración superior del manejo sinfónico de temas en música rock, pletórica de melodías no solo bellísimas pero también elaboradas, como la medieval, elegante, cortes, natural tonada que abre el disco y se repite a lo largo de la canción e incluso algún momento hacia el final del álbum.

El arte de GENESIS alcanzo, en mi opinión, cotas aun más altas de excelencia en el álbum predecesor a este (Foxtrot) y en el primer larga-duración que grabaron sin Peter Gabriel y con Phil Collins al mando del micrófono (A Trick of the Tail). Pero la suprema magia musical que los cinco ingleses consiguieron en “Firth of Fifth” y “Dancing with the Moonlit Knight” quedará por siempre como el momento cumbre de mi inicialmente-problemática pero actualmente-platónica relación con la banda, una de mis dos agrupaciones favoritas, junto a DREAM THEATER, en todo el espectro musical.

Este álbum merece ser descubierto. No escuchado! No oído! No siquiera analizado… Merece ser descubierto.
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10/10

2 comentarios:

  1. Respecto a este disco, debo confesar que sigo stuck in FoF.

    Debe ser que el tema de la grabación no nítida no apoya pero ahí estamos, en FoF comparto todo lo que dices, es enteramente brillante de principio a fin, y el solo de Hackett hace llorar, la guitarra literalmente agoniza antes de morir extasiada.

    Paúl

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