lunes, 25 de mayo de 2009

DEVIL'S SLINGSHOT - Clinophobia (2007)


Parafraseando a un amigo, este álbum va a caballo entre la relevancia y el prog de elevador.

Se conoce como “música de elevador” (o muzak para algunos) a aquella música irrelevante, sin ideas nuevas, usualmente tocada sin energía y sin riesgos, grabada generalmente para ser reproducida a la hora de la cena, en lugares públicos donde los gustos particulares deben ser relegados en beneficio del bienestar auditivo general, o en elevadores. Música de fondo, de background. Típicamente, covers “light” de canciones de cualquier género o incluso de piezas de música clásica, reducidas a su mínima esencia y reconvertidas en inocuas, inofensivas tonadillas que a nadie podrían ofender, excepto tal vez a quien se pueda quedar atrapado en un ascensor dañado durante mas de… 5 minutos.
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Me atrevo a definir el significado de música de elevador porque me encuentro en la presencia de un fenómeno singular que únicamente lo había vivido antes con un larga-duración de la banda ASIA: un disco de rock/metal progresivo que perfectamente podría ser utilizado por alguna cadena de centros comerciales en los elevadores en sus edificios. Plano, sin ideas, genérico; inofensivo, eso sí; ningún cliente podrá quejarse de lo “complicado” o “pretensioso” que pueda sonar la música, menos aún podrán prudentes familias reclamar la “inmoralidad” o “salvajismo” de la hereje música. Aquí, hasta el más radical enemigo del prog-rock soportará la ascensión al piso de su preferencia si Clinophobia es la música de fondo.

El proyecto me recuerda a BOZZIO, LEVIN, STEVENS, otro “supergrupo” que lanzo al mercado dos álbumes de rock/metal instrumental. Sin embargo, mientras dicha agrupación consiguió deslumbrar mediante la original música creada en conjunto y mediante la increíble habilidad de sus protagonistas, en DEVIL'S SLINGSHOT tenemos tres legendarios músicos que parecería decidieron grabar este disco en algún feriado cuando se encontraban de vacaciones. Tony Macalpine, guitarrista de estudio que ha lanzado más de 10 álbumes en solitario, nos deja perplejos por lo mundano de sus riffs y el poco brillo de sus solos, pero sobre todo, por la carencia de ideas originales. Billy Sheehan, legendario bajista que ha tocado con todos y de todo, se relega al background de esta background music e incluso cede el único momento de realce para su instrumento en todo el disco a otro músico: Bunny Brudel, quien toca un excelente solo en “Hourglass”. Virgil Donati, célebre pulpo en la batería nos aburre con su poca energía, su falta de entrega, y si bien tiene ideas interesantes por momentos (el intro de “Flamed”), nunca las desarrolla por completo.

Los tres instrumentalistas son músicos de estudio ante todo. Es posible que la falta de creatividad de sus composiciones sea lógica consecuencia de carreras más enfocadas hacia lo perfecto que hacia lo original. Tal vez no sea así, y Clinophobia sea solamente resultado del azar. De todas formas, este hibrido de rock/metal progresivo instrumental con ligeros toques de jazz es completamente intrascendente. No llega a ser un desastre debido a la maestría con la que Sheehan, Macalpine y Donati dominan sus instrumentos. Es, eso sí, un trabajo decepcionante.

Pero sería perfecto para un hipotético hotel vacacional para fanáticos del prog rock. Sería la música adecuada para los elevadores.

5/10

1 comentario:

  1. Jajajaja... si alguien tenía la intención de oír el disco le acabas de ahorrar ese trabajo.

    Que elegante forma de decir no desperdicien el tiempo.

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